Nuestra misión

"Compartir el mensaje de salvación en Cristo Jesús, mostrando que Él es el único mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5), brindando consuelo a través de la verdad de las Escrituras y fortaleciendo la fe en cada corazón dispuesto."

Mensaje de Salvación:

El Evangelio de Jesucristo

La salvación es el corazón del evangelio, el acto soberano de Dios para rescatar a los pecadores y llevarlos a una relación eterna con Él por medio de Jesucristo. Este mensaje se basa exclusivamente en las Escrituras y muestra cómo la obra de Cristo satisface nuestra necesidad de redención, incluyendo las doctrinas bíblicas de la predestinación y elección.

1. Nuestra Condición Pecaminosa

La Biblia enseña que todos hemos pecado y estamos separados de la gloria de Dios:

“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” (Romanos 3:23)

No podemos alcanzar la salvación por nuestras obras o esfuerzos, ya que la Ley revela nuestra incapacidad de justificarnos:

“Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.” (Romanos 3:20)

“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo.” (Gálatas 2:16)

2. Predestinación y Elección

Dios, en su soberanía y antes de la fundación del mundo, predestinó a un pueblo para ser adoptado como sus hijos mediante Jesucristo. La elección no se basa en méritos humanos, sino en su gracia y propósito eterno:

“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.” (Efesios 1:4)

“En amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad.” (Efesios 1:5)

“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo.” (Romanos 8:29)

La elección demuestra el amor de Dios al llamar a pecadores indignos a ser parte de su pueblo santo:

“Mas nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad.” (2 Tesalonicenses 2:13)

3. El Regalo de la Gracia

La salvación no se gana; es un regalo inmerecido de Dios. Somos salvos únicamente por su gracia, a través de la fe:

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9)

Dios nos amó de tal manera que envió a su Hijo Jesucristo para que, por medio de su sacrificio, todo aquel que cree en Él tenga vida eterna:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)

4. Jesucristo: El único camino

Jesús es el único medio para la salvación. No hay otro camino hacia Dios excepto a través de Él:

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6)

Aceptar a Cristo implica creer en su obra redentora y confesarlo como Señor y Salvador:

“Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” (Romanos 10:9-10)

5. La Vida Transformada

La fe genuina en Cristo produce una transformación. Aunque no vemos físicamente a Jesús, lo amamos y confiamos en Él con un gozo indescriptible:

“A quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso.” (1 Pedro 1:8)

Por su gracia, somos apartados como pueblo escogido, llamados de las tinieblas a su luz admirable:

“Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.” (1 Pedro 2:9)

6. Perseverancia en la fe

Dios asegura nuestra salvación desde el principio hasta el fin. Él, que comenzó la obra en nosotros, la perfeccionará:

“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” (Filipenses 1:6)

Por ello, se nos anima a correr la carrera con perseverancia, fijando nuestra mirada en Jesús:

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.” (Hebreos 12:1-2)

Cristo nos libra de la ira venidera y nos da esperanza mientras esperamos su regreso:

“Y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.” (1 Tesalonicenses 1:10)

Oración de Salvación

"Padre celestial, reconozco que soy pecador y que estoy separado de ti. Creo que desde antes de la fundación del mundo me escogiste para ser tu hijo por medio de Jesucristo. Agradezco que por tu amor enviaste a tu Hijo a morir por mis pecados y resucitar para darme vida eterna. Hoy confieso con mi boca que Jesús es el Señor y creo en mi corazón que tú lo levantaste de los muertos. Ayúdame a vivir como parte de tu pueblo escogido, a correr con perseverancia y a glorificarte en todo lo que haga. Todo esto lo pido en el nombre de Jesús. Amén."

Nuestra responsabilidad como Cristanos

Salvación dentro del enfoque de la Iglesia

Un creyente que entiende la salvación como un acto de Dios también debe reconocer su responsabilidad de vivir una vida coherente con esa salvación. Aunque se enseña que la salvación no se puede “perder” si es genuina, el creyente está llamado a perseverar activamente en la fe. Esto no significa ganarse o mantener la salvación por obras, sino vivir en respuesta a la gracia de Dios. Aquí te detallo lo que un creyente debe hacer para permanecer en la salvación:

1. Perseverar en la fe

La perseverancia es una señal de que la salvación es genuina. Se cree que aquellos que verdaderamente han sido regenerados por el Espíritu Santo permanecerán en Cristo.

  • Versículo clave:

            “El que persevere hasta el fin, éste será salvo.” (Mateo 24:13)

  • Qué hacer:

  • Continuar creyendo y confiando en el evangelio de Cristo.

  • No permitir que las dudas o los problemas de la vida te aparten de tu fe.

2. Buscar la santidad

La santificación es el proceso continuo de ser moldeado a la imagen de Cristo. Aunque no es la base de nuestra salvación, es una evidencia de ella.

  • Versículo clave:

            “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” (Hebreos 12:14)

  • Qué hacer:

  • Identificar y apartarte de los pecados que persisten en tu vida.

  • Buscar el fruto del Espíritu (amor, gozo, paz, paciencia, etc., Gálatas 5:22-23).

  • Vivir en obediencia a los mandamientos de Dios.

3. Mantener una vida de oración

La oración es esencial para permanecer en comunión con Dios, reconocer nuestra dependencia de Él y buscar su dirección.

  • Versículo clave:

             “Orad sin cesar.” (1 Tesalonicenses 5:17)

  • Qué hacer:

  • Tener una vida de oración diaria, presentando tus necesidades y agradecimientos a Dios.

  • Pedir al Espíritu Santo que te guíe, te fortalezca y te dé discernimiento.

  • Orar por perseverancia, fe y santidad.

4. Leer y meditar en la Palabra de Dios

La Biblia es la guía infalible para la fe y la práctica. Es el medio por el cual Dios habla al creyente y lo fortalece.

  • Versículo clave:

            “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” (Salmo 119:105)

  • Qué hacer:

  • Leer la Biblia regularmente, buscando entenderla y aplicarla.

  • Participar en estudios bíblicos para crecer en conocimiento y fe.

  • Memorizar versículos que te fortalezcan en tiempos de prueba.

5. Participar en la comunidad cristiana

La vida cristiana no es individualista. La iglesia local es el lugar donde el creyente crece, sirve y recibe apoyo espiritual.

  • Versículo clave:

           “No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre.” (Hebreos 10:25)

  • Qué hacer:

  • Asistir regularmente al culto y participar en los sacramentos (la Cena del Señor y el Bautismo).

  • Servir en la iglesia con los dones que Dios te ha dado.

  • Buscar mentores espirituales y rendir cuentas a otros creyentes.

6. Luchar contra el pecado

Aunque el creyente no será perfecto en esta vida, debe estar en una lucha constante contra el pecado y arrepentirse cuando caiga.

  • Versículo clave:

          “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9)

  • Qué hacer:

  • Examinar tu vida regularmente para identificar áreas donde necesitas crecer.

  • Confesar tus pecados a Dios y buscar su perdón.

  • Depender del Espíritu Santo para resistir las tentaciones.

7. Testificar y vivir como embajador de Cristo

El creyente está llamado a ser un testigo del evangelio, viviendo de manera que otros vean a Cristo en él.

  • Versículo clave:

         “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.” (Mateo 5:14)

  • Qué hacer:

  • Compartir el evangelio con amigos, familiares y conocidos.

  • Mostrar amor, compasión y justicia en tus acciones diarias.

  • Ser un ejemplo de humildad, integridad y fe.

8. Depender del Espíritu Santo

El Espíritu Santo capacita al creyente para vivir una vida santa y perseverar en la fe.

  • Versículo clave:

         “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas.” (Juan 14:26)

  • Qué hacer:

  • Pedir al Espíritu Santo que te guíe y fortalezca cada día.

  • Estar atento a su dirección en tu vida.

  • Reconocer que sin Él no puedes dar fruto espiritual.

9. Evitar la complacencia espiritual

Aunque la salvación es segura en Cristo, el creyente debe evitar una actitud de apatía que lo lleve a descuidar su relación con Dios.

  • Versículo clave:

  •             “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos.” (2 Corintios 13:5)

  • Qué hacer:

  •  Preguntarte regularmente: ¿Estoy viviendo de manera que refleje mi fe?

  • No dar por sentado tu salvación, sino vivir con gratitud y reverencia.

  • Buscar ayuda espiritual si sientes que estás estancado.

10. Mantener el enfoque en Cristo

Finalmente, la perseverancia del creyente depende de mantener a Cristo como el centro de su vida. Él es el autor y consumador de nuestra fe.

  • Versículo clave:

            “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.” (Hebreos 12:2)

  • Qué hacer:

  • Cultivar una relación personal con Cristo a través de la oración y la adoración.

  • Recordar que todo lo que haces debe glorificar a Dios.

  • Buscar siempre agradarle en tus pensamientos, palabras y acciones.

Conclusión

El creyente no debe vivir en complacencia, sino en respuesta activa a la gracia de Dios. La salvación no depende de obras, pero la evidencia de una salvación genuina es una vida transformada. Aunque la salvación es segura en Cristo, el creyente tiene la responsabilidad de vivir en fe, santidad y obediencia, confiando siempre en el poder del Espíritu Santo para perseverar hasta el fin.

"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura." (Marcos 16:15)